Posted on by Rosemary Westwoodin Coronavirus

Translated by Luis Rodrigálvarez
José Hernández Pérez, hondureño de 36 años, llevaba viviendo en el Centro de Procesamiento ICE Pine Prairie de la zona central de Luisiana unos tres meses, cuando algunas personas de su dormitorio, de un total de 40, empezaron a enfermarse a mediados de julio.
Pérez tenía dolor de pecho y dolores de cabeza. Cuando fue examinado por un médico le dijo que tenía la presión arterial alta.
“Había mucha gente tosiendo”, recordó. “Tenían dolores y estaban acostados en la cama”.
Algunos de los que se sentían enfermos y que trabajaban en la cocina del centro de detención no querían hacerse la prueba de COVID-19, dijo Pérez, por temor a que dejaran de realizar la única tarea que les pagaba un poco de dinero, para luego poder comprar en el economato del centro.
En una acción poco frecuente para una instalación bajo la supervisión del Servicio de Inmigración y Aduanas de los Estados Unidos, o ICE, el personal terminó haciendo pruebas no sólo a aquellos con síntomas en el mismo dormitorio con Pérez, sino a las más de 300 personas del centro, según las autoridades del centro. Desde que comenzara el brote de la pandemia del coronavirus, ICE habitualmente sólo ha requerido la realización de pruebas a aquellos con síntomas, a pesar de la creciente opinión de que los casos asintomáticos pueden representar hasta el 40 por ciento de los afectados.
José Hernández Pérez, un hondureño de 36 años, había estado viviendo en el Centro de Procesamiento ICE de Pine Prairie, en el centro de Luisiana, durante unos tres meses cuando las personas de su dormitorio de unos 40 años empezaron a enfermarse a mediados de julio.
Perez desarrolló dolor de pecho y dolores de cabeza. Fue examinado por un médico que dijo que tenía la presión arterial alta.
“Había mucha gente tosiendo”, recordó. “Tenían dolor, estaban acostados en la cama”.
Algunos de los que se quejaron de sentirse enfermos y que trabajaban en la cocina del centro de detención no querían ser examinados para COVID-19, dijo Pérez, por temor a que los sacaran de un papel que pagaba un poco de dinero para gastar en el economato del centro.
En un raro movimiento para una instalación bajo la supervisión del Servicio de Inmigración y Aduanas de los Estados Unidos, o ICE, el personal terminó haciendo pruebas no sólo a aquellos con síntomas, o incluso a todos los que estaban en el dormitorio de Pérez, sino a toda la instalación de más de 300 personas, según los funcionarios del ICE. Desde el brote de la pandemia del coronavirus, el ICE típicamente sólo ha requerido la realización de pruebas a aquellos con síntomas, a pesar de la creciente conciencia de que los portadores asintomáticos pueden representar el 40 por ciento de aquellos con la enfermedad.
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